Según los datos del diario El País click aquí, la rentabilidad "fue 12,9% del patrimonio en el año a marzo, luego de un mal año anterior". Esta noticia tampoco nos resulta nueva, ya que diversos Reportes del Sistema Financiero dan muestra de dicha solidez, tanto en análisis internos como de organismos internacionales.
Por otra parte las condiciones financieras internacionales están cambiando y esto ha afectado la región, observándose en la incertudidumbre política de países vecinos -por ser años electorales- y también por tener sociedades fuertemente polarizadas.
En el caso específico de Uruguay, "la fotografía de los bancos al cierre del primer trimestre muestra un nivel muy bueno de capital y la capacidad de resistir escenarios complicados de recesión, suba de tasas de interés y devaluación".
En cuanto al contexto de solidez patrimonial, es posible observar "un leve deterioro de la cartera que ya tiene una forma tendencial", por lo tanto, se trata de un indicador que junto a otros, señalan a una economía con menos fuerza.
"Los bancos hacen intermediación financiera, tomando dinero de los depositantes y prestándolo a quienes necesitan crédito. Es un negocio sumamente apalancado en el sentido de que presta dinero propio solamente en una fracción del total, el resto de lo que presta es de terceros. Si los créditos son pagados en las condiciones contractuales no hay grandes problemas, pero cuando surgen las dificultades para pagar dentro de los endeudados, hay que mirar la capacidad del capital propio para hacer frente a las obligaciones del banco".
Por otra parte, la regulación del BCU determina que "hay un nivel de capital mínimo para las características del negocio de cada banco en cuanto al nivel de riesgos que toma. Si se suma el capital mínimo requerido para todos los bancos, al 31 de marzo de 2018 se llega a US$ 2.409 millones. Cuando se dice que los bancos en Uruguay son solventes, se refiere a que su capital o patrimonio supera este mínimo exigido. En los hechos, la suma del capital para todos los bancos es de US$ 4.421 millones, o sea 84% por encima del mínimo regulatorio"
Si visitan la fuente de información de la noticia click aquí podrán encontrar un gráfico en donde se muestra la Evolución del ratio de Adecuación Patrimonial de los bancos en Uruguay. Se presentan datos al 31 de marzo analizados en los cinco últimos años, y lo que se destaca es que siempre hay holgura en relación al mínimo, e incluso, en los dos últimos años se consiguió mayor fortaleza.
La nota también menciona que los bancos -para obtener mayor solidez- suelen a veces hacer un sacrificio que implica comprometer la rentabilidad. "Para que una institución se sostenga en el tiempo es necesario que esté generando un rendimiento que remunere el capital destinado por los accionistas. Cuando se miran los bancos en su conjunto se ve que, con la excepción del año 2016 que fue muy malo, en todos se obtuvo un nivel de rentabilidad moderado".
En general, se observa que la banca privada oscila entre el 10% y el 15% anual.
Para tener una referencia, se puede comparar esta rentabilidad con la que obtienen empresas en la misma industria que cotizan en bolsa y presentan sus balances en forma pública. Tomando un promedio de tres años (2014 a 2016), "en los bancos regionales de Estados Unidos, el promedio fue del 9,0% anual. A este rendimiento de la actividad habría que agregarle el riesgo país de invertir en una empresa en Uruguay, que por tratarse de inversión directa regulada, es superior al riesgo país de los títulos de deuda pública. Otra forma de obtener un punto de comparación podría ser con bancos regionales localizados en países emergentes. En este caso, el ROE promedio de los tres años se ubicó en un 17,9%".
Los valores mencionados en esta nota dan muestra entonces, de que los bancos en nuestro país se hallan dentro del rango de los valores mínimos aceptables, lo cual no significa que estén sobrados. Además, nuestro país tiene una oscilación "que queda reflejada en la fuerte caída de la rentabilidad en el año terminado en marzo de 2017, que se debe principalmente al ajuste por inflación realizado al cierre del 2016".
Como complemento del indicador de solvencia, el BCU realiza cada tres meses una llamada "prueba de estrés" en la que simula un escenario adverso y otro escenario de crisis. Para poder ejemplificarlo, en el primer caso: el PIB cae un 3,6% y en el segundo, 8,0%, con devaluaciones simuladas del 14% y del 35% respectivamente. En ambos escenarios, los bancos podrían salir adelante de la adversidad manteniendo "un nivel patrimonial aceptable".
Uno de los temas relevantes para soportar escenarios difíciles, es la gestión del crédito. Para ello, los bancos deben cuidarse de la capacidad de pago que tengan las empresas y las personas a las que se les otorgan los préstamos. Si llega a haber recesión y desempleo, se producirá un lógico deterioro en la capacidad de pago. Y en escenario de una devaluación, todo depende de la "exposición a la moneda extranjera que estén las empresas o las familias". El peor de los escenarios es cuando tienen su deuda en dólares y los ingresos están fijados en pesos.
Los elementos mencionados llevan primeramente al atraso en los pagos del servicio de la deuda, y luego, al deterioro gradual de la calidad del crédito de acuerdo a la clasificación en la escala fijada del BCU. En la página de "El País", del cual se extrajo material para la noticia, también se puede observar un gráfico uqe muestra la evolución de la participación de los créditos calificados 3, 4 y 5 en los bancos (no incluye al BHU). Según menciona, la tendencia en los últimos cinco años es ascendente y en marzo de 2018 se ubica en 18,1%. Es un porcentaje bajo, pero hay que tomar en cuenta que no tiene todavía el impacto de la muy mala zafra de soja y del arroz, que seguramente tendrá repercusiones en el resto del año.
Otra tendencia a tener en cuenta es que dentro de estos "créditos de mala calidad", se encuentran los deudores y morosos, y la evolución es similar. En otro de los gráficos, es posible observar la evolución del porcentaje de créditos en moneda nacional y extranjera que cayeron en mora. En marzo de 2014 solamente el 1,7% de la cartera estaba en mora. Para marzo del 2018 esta tasa subió al 3,8%. Es una tasa que por sí sola no preocupa y es llevable en una gestión financiera sana del banco. Lo que debe preocupar es que comenzó la parte mala del ciclo "y ya hay un aumento en esta tasa".
Finalmente, La calidad de la cartera de crédito también logra influir en la rentabilidad: cuando la cartera se deteriora, se reducen los ingresos financieros. Esto podría ser un problema, pero termina siendo algo "acotado" en la realidad de los bancos uruguayos. La nota cierra la información mencionando que "sólo el 36% del activo bancario, es el crédito vigente al sector no financiero privado residente". Gran parte de la rentabilidad proviene de las colocaciones al gobierno en valores públicos, como podrían ser: Bonos del Tesoro, Letras de Tesorería, Bonos Previsionales.
Material generado a partir de la información de la versión digital del diario El país: Click aquí